viernes, 10 de junio de 2011





















Madre,
aquí acurrucada en mis vertientes,
sumerjo el espiritú
que me vio nacer y recuerdo
el nido que en sagrado respiro
albergó las huellas de mi sendero,
de mi montaña,
que sueña, canta y danza.

Madre,
mujer montaña y cascada.
Mujer río,
mujer escucha;
poso estas uñas como tintero
de mis palabras.

Así recuesto el ahora arco iris,
el ahora tinte oscuro
el ahora tembloroso como ensueño.

Aunque a veces no pueda volar.
Aquí soy yo,
recogiendo tus caminos.
Abuela, anciana mujer,
madre de todas,
todas en utero,
todas en vientre,
todas en luna.

Gracias te entrego
desde los ojos del cielo estrella.
Gracias te canto,
ofreciendo el corazón,
gracias te escribo...
poema silente que vuela en humo al infinito.
Gracias respiro por las hermanas,
por los hermanos..

Gracias abuela,
siembra raíces en nuestras huellas,




somos tus hijas.